Capítulo LI
Greta
—¡Malditos! ¿Cómo se atrevieron a verme la cara de estúpida? —mi voz tiembla, entre rabia y decepción—. Todo este tiempo… jugando conmigo. Me vieron la cara y yo, confiando en ellos. ¿Desde cuándo habrán sido amantes?
Tomo un cigarro del estuche de cristal, lo enciendo con calma. La primera bocanada me quema la garganta, pero no me importa. Cruzo los brazos, el ceño fruncido, la mirada fija en la nada. Cada soplo de humo me ayuda a no gritar.
El humo se mezcla con el olor de las flores, pero todo me huele a traición.
Aprieto el cigarro entre los dedos, la brasa chispea… como si también quisiera quemar algo.
—¿Habrán estado juntos desde que le pusimos la trampa a la estúpida de Camila? —susurro con amargura, dejando escapar el humo entre los labios.
Siento unas manos posarse suavemente sobre mis hombros.
Reconozco su tacto antes de verlo.
Mi cuerpo se tensa.
Su respiración roza mi nuca.
Me obliga a voltear.
Quedamos frente a frente, tan cerca que puedo sentir su alien