Capítulo CI
Camila
Después de pasar la noche en el hospital, por fin regresamos a casa.
Apenas cruzamos la puerta, Lían corre emocionado para abrazar a su copia —así le dice él—, y tengo que detenerlo con cuidado.
—Tranquilo, mi amor —le digo con una sonrisa—. Tu hermano tiene una herida por la operación; abrázalo despacito.
Lían frena en seco, como si mis palabras le hubieran puesto un alto invisible. Mira a su hermano de arriba abajo, con los ojos muy abiertos, preocupado.
—¿Te duele? —le pregunta en voz bajita, acercándose apenas—. ¿Mucho?
Ian niega despacio con la cabeza.
—Ya no —responde—. Solo un poquito cuando me muevo.
Lían frunce el ceño, serio, como si estuviera analizando algo muy importante.
—Entonces te abrazo así —dice, y rodea a su hermano con cuidado, apenas apoyando los brazos, como si fuera de cristal—. Suave… ¿ves? Para que no te lastime.
Se me aprieta el pecho al verlos. Ian sonríe, cansado, pero feliz, y apoya la cabeza en el hombro de Lían.
—Te extrañé —murmura.