Capítulo LVII
Rafael
No sé qué me pasó, pero no pude contenerme. Tenía que besarla.
Desde hace días Clarissa se me metió en el fondo del corazón.
Creo que desde la primera vez que la vi, sentí algo por ella, algo que no quise aceptar… hasta hoy.
—Clarissa… —la miro, todavía con el corazón acelerado.
Ella baja la mirada, nerviosa, jugando con sus dedos.
Siento que el aire se vuelve más denso, que el ruido del festival se apaga y solo quedamos nosotros dos.
—Perdóname, pero no pude evitarlo —susurro, la toma con suavidad del mentón para que me vea a los ojos—. Te quiero, no sé como pasó, pero te metiste aquí —tomo su mano y la pongo en mi pecho.
Clarissa me mira sorprendida, sus ojos brillan.
Su respiración se entrecorta, y por un instante siento que el mundo se detiene entre los dos.
—Rafael… —murmura—. Yo también siento cosas por ti.
Su confesión me golpea el pecho con fuerza, como si esas palabras hubieran esperado todo este tiempo para salir.
La abrazo para después tomarla del rostro