Capítulo XLIII
Maximiliano
Estoy en mi despacho, de mi departamento, junto con Hugo y Ruiz. Llevamos horas tratando el asunto pendiente que me tiene con dolor de cabeza y sin encontrar solución.
Camila sigue desaparecida, es como si se la hubiera tragado la tierra.
Hugo no logra dar con ella, y cada día que pasa la incertidumbre me devora más.
Me masajeo la sien, agotado. El estrés me consume, la desesperación crece. Ya no sé qué hacer.
Y para colmo, está Scarleth, moleste y moleste. Desde que la terminé no ha parado de llamarme ni de mandarme mensajes.
La pantalla del celular vuelve a encenderse: su nombre otra vez. Me irrita.
Tomo el teléfono, respiro hondo… y pongo fin a sus molestias. Bloqueada.
Me paro de mi silla y me sirvo un whisky. El líquido golpea suavemente los hielos y recorre mi garganta. Cierro los ojos un instante, dejando que el sabor fuerte y el calor del whisky me den un respiro. La semana ha sido agotadora, y pensar en Camila que aún no se nada de su paradero me co