Capítulo XX
Fernando
El silencio pesa más que los golpes. Estoy en mi sala, sentado como puedo, mientras Estheisy se mueve nerviosa buscando algo con qué limpiarme la sangre.
—Déjame ayudarte —me dice con firmeza, aunque le tiembla la voz.
Quiero apartarla, no porque no lo necesite, sino porque me duele que me vea así: derrotado, humillado.
—No hacía falta que intervinieras… —murmuro, con la garganta ardiendo.
—Sí hacía falta —me corta—. Si no lo hacía, él te mataba.
Sus palabras se clavan en mí. La miro, y en sus ojos no hay lástima, sino coraje. Por primera vez en mucho tiempo, siento que alguien está de mi lado.
—A ver —se pone a mi lado y comienza a curar mi labio partido.
Mis ojos no pueden apartarse de ella. Mis recuerdos vuelven a la noche en que la vi en aquel bar, cuando fui con unos amigos. Su risa se mezclaba con la música, y aunque la luz era tenue, su mirada brillaba como un faro. Esa noche aproveché para acercarme. Justo cuando iba caminando hacia su mesa, me crucé en su