CAPÍTULO 13: BIENVENIDA, LUNA
Hazel
Es imposible contener las lágrimas. No es solo por lo que dijo Erik, ese idiota arrogante que parece disfrutar torturándome, sino por todo lo que me rodea. Me siento usada, ingenua, y más vulnerable que nunca en este lugar del que no puedo escapar. Obligada a un destino que no elegí y que ahora parece imposible de rechazar.
Sé que Erik disfrutó ordenarme que atendiera a su prometida. Lo vi en su mirada gélida, en la manera deliberada y cruel con la que pronunció cada palabra, como si quisiera enterrarlas en mi piel. Sabe que me duele, lo que no entiendo es por qué. ¿Por qué le importa hacerme sentir así?
Me echo sobre la cama, exhausta. Al principio, el sueño no llega. Me quedo mirando el techo, luchando contra la realidad que me aplasta desde todas las direcciones. Pero eventualmente, el cansancio gana, y me sumerjo en un sueño profundo sin darme cuenta.
Un golpe seco en la puerta me sobresalta al amanecer.
—¡Señorita Hazel! ¿Ya está lista? —pregun