—¡Paremos! Eso fue limpio, pero no fue verdadero. Recuerden lo que hablamos: el baile moderno es la conversación del cuerpo con la gravedad. No luchen contra ella; usen el peso. Dejen que el peso de su cabeza guíe la caída.

Se dirigió a una alumna que mantenía la tensión en el cuello durante un giro.

—Sofía, tu cuello está gritando '¡tengo miedo de girar!'. Relájate. Quiero que ese eje sea fuerte, sí, pero el resto de ti debe ser como una cuerda que se desenrolla. No somos estatuas, somos fluidos. Piensa en el mar, en la marea. ¡Déjate ir!

Ejecutó un movimiento de suelo, un roll que se transformaba en una elevación explosiva, demostrando la técnica.

—Cuando caen al suelo, no es el final del movimiento, es sólo la pausa más profunda. ¡Y desde esa pausa, quiero que se impulsen con la fuerza de quien sabe que va a vivir! Quiero ver la intensidad, la urgencia, en esa elevación. ¡Venga, inténtenlo con ese pulso!

Observó a un bailarín luchando por conectar una transición.

—Miguel, te veo pe