Capítulo 31. El paseo nocturno.
Ramiro ajustó el cinturón de seguridad en su coche. La escapada había sido un éxito, aunque sabía que mañana su madre le haría pagar el desplante.
El coche se detuvo frente al elegante edificio de apartamentos de su amigo, Matías. Ramiro apenas había bajado del vehículo cuando Matías ya estaba en la acera, sonriendo con su habitual desenfado.
—¡El fugitivo! Pensé que te dejarían encadenado a la mesa de los postres —bromeó Matías, abriéndole la puerta.
Subieron al espacioso loft de Matías. Este se dirigió directamente a la barra. —Toma asiento. ¿Single malt o algo más fuerte?
Ramiro agitó la mano, rechazando la oferta.
—Gracias, pero no. Estoy un poco acelerado, Matías. Necesito salir, tomar aire. Un lugar amplio…un parque …que sé yo..
Matías arqueó una ceja, pero asintió con una sonrisa cómplice.
—De acuerdo, de acuerdo. Aléjate del crimen organizado de la alta sociedad, lo entiendo. ¿Sabes qué? El 'Café de Medianoche' está abierto cerca del Paseo del Canal. Podemos tomar un par de