Mala reputación.
Maximiliano chasqueaba la lengua y movía la cabeza para los lados sin dejar de observar a Isabella que se quedó pensativa por un momento; sin embargo, ella no creyó en sus palabras. No podía creer nada viniendo de un hombre que no sabe querer a una sola mujer según su pensar y se alejó con fuerza empujándolo por el pecho.
—En vez de estar molestando mejor, ponle atención a tu propiedad— le dijo tosca y torció los labios al compás de su mirada para que viera el cheque.
— Tú… eres mi propiedad— expuso él con voz seductora y ella se alejó tres pasos.
—Deja de decir babosadas y mantén la distancia—. Ella levantó una mano poniéndola como barrera para que él no se atreviera a aproximarse.
—¿Mantener la distancia?, después de que hemos tenido un hijo y sexo candente, no lo creo.
Los ojos de Isabella chispearon fuego, lo miraba con enfado, mucho, y su respiración gradualmente fue siendo más pesada, y con esa misma furia se acercó al lugar en donde él había arrojado la invitación y la agarró