C54 - Rescate de mi archienemiga.
Los hombres que habían apresado a Penélope comenzaron a suplicar, y ella se dejó caer al suelo, sintiéndose débil pero aliviada de que la situación había cambiado. Eva se acercó a ella, ayudándola a ponerse de pie, mientras su mirada desafiaba a Rafael y a los demás hombres.
— Así que ahora te dedicas a golpear mujeres — manifestó, mirando a Rafael —. Ahora, si no se quieren enfrentar a las consecuencias, les sugiero que se larguen de aquí y le lleves un mensaje a tu jefe. Esto recién empieza.
Rafael, sintiendo que la situación se le escapaba de las manos, miró a sus hombres y decidió que no valía la pena continuar.
— Tú no eres esto, Eva — susurró antes de salir de la habitación, mientras sus secuaces lo seguían.
Eva respiró hondo, sintiendo cómo la adrenalina comenzaba a disminuir. Se volvió hacia Penélope, quien la observaba con gratitud y temor.
— ¿Estás bien? — preguntó Eva, sintiendo que su corazón se aceleraba al ver a Penélope en un estado tan vulnerable.
— Sí, ahora que estás