Capítulo 4.
-Debes levantarte, pequeña. - Dijo la señora Bib a mi espalda. - La manada te necesita y los enviados del Alfa Supremo preguntan cuál es nuestro sitio para celebrar funerales.
Había permanecido abrazando el cuerpo del lobo de mi padre hasta el anochecer. Mi pena era grande, pero ella tenía razón: Debía reponerme rápidamente por la manada.
Sequé mis lagrimas y levanté mi cuerpo agarrotado por la posición.
Giré y me encontré con ella tratando de abarcar a los cachorros temblorosos que se sujetaban a sus faldas.
Traté de sonreír.
-Lo siento. ¿Sabes cuál es la situación de la manada?
Ella me miró con comprensión. Perdió a su pareja en el ataque anterior de Renegados, justo en el mismo ataque en el que mamá murió.
Así que lidiar con las consecuencias del "después" no era algo nuevo para ella.
-Fuerza, cariño. - Susurró con aprobación. - Los enviados del Alfa Supremo reunieron a los heridos y... -Miró superficialmente a nuestro al rededor. - ... algunos cuerpos.
Asentí de