POV DE LEYLA.
Me levanto del comedor cuando todos los comensales han terminado sus alimentos, cumpliendo con mi deber de supervisar al servicio doméstico para asegurar que todo el espacio quede limpio y en perfecto orden, como corresponde a una casa de tal prestigio.
Luego, siguiendo las costumbres arraigadas que me inculcó mi madre, debo prepararme para asistir a las reuniones sociales que son parte fundamental de nuestra posición.
Sin embargo, cuando desciendo por la escalera principal, justo en el momento que me dispongo a salir por el portón principal, Asuman interrumpe mi camino con su presencia.
—¿Y tú dónde crees que vas? —observo a todas las mujeres presentes en el vestíbulo, reconociendo lo absurda que resulta esa pregunta, casi tan absurda como la obligación impuesta de llamar madre a esta mujer.
—Madre, como bien sabe usted, hoy es el día designado para la reunión social semanal… —intento explicar con toda la cortesía que me es posible mantener.
—Por supuesto que sé que