— ¿Te crees muy importante porque ese mocoso te protege? Si a mí se me da la gana te destrozaría en un dos por tres.
— Aléjese se lo advierto, no pienso repetir esto nuevamente.
— ¿Qué me vas a hacer?
Él me intento tocar y mi mano iba en su dirección sin embargo una voz lo dejó petrificado, lo alejaron de mí rápidamente y ahí pude ver al doctor Fernández sumamente molesto.
— ¿Acaso no escucho que se alejara? Ya esto fue suficiente doctor Castelo y me haré cargo personalmente del asunto.
— ¿Qué piensas hacer?
— Se encuentra despedido del hospital, recoja sus cosas y lárguese.
Al escuchar esto me sorprendí, no sabía que el doctor Fernández tenía la potestad de hacer eso y al ver al doctor Castelo este se encontraba pálido.
— Doctor Fernández por favor no lo corra — dije y ambos se sorprendieron — el doctor Castelo es un excelente recurso y si lo despide quedaremos a la deriva con los pacientes.
Tenía que reconocer que Castelo era un buen recurso y aunque probablemente este de