El ambiente en el despacho se tornó tenso. Edgardo observó al intruso con frialdad, mientras que Rebecca tenía emociones encontradas.

La última vez que había visto a su padre, fue en condiciones muy diferentes a la de ahora, en donde él no pensó en ella ni en lo más mínimo. Importandole solamente, pagar la deuda que tenía con Edgardo.

Por eso, ahora, le era difícil saber cómo reaccionar teniéndolo ahí, frente a ella.

Edgardo, a diferencia de ella, solo quería matarlo a golpes por todo lo que había hecho, y la deuda que aún no había pagado en su totalidad. Sin embargo, al notar que Luis Morgan parecía nervioso, sonrió.

—¿Qué te trae por aquí, Luis? ¿Viniste a pagar tu deuda? —La burla en la voz de Edgardo era notoria, como una maldita conciencia que no se podía callar.

—Y-yo… —Luis hizo una pausa, pasando de Edgardo a Rebecca en segundos, notando como ella le pedía una explicación silenciosa que él no podía aclarar.

—¿Te han comido la lengua, querido suegro?

Rebecca se giró a m