MARCELLO
Ver a Keily desmoronarse así entre mis manos fue una descarga más intensa de lo que esperaba. Me resultó tan fácil tomar el control de ella que me sorprendió un poco que siquiera hubiera intentado contactar con el mundo exterior. Fue increíblemente valiente de su parte, sobre todo tratándose de alguien que se derrite con solo besarla. Un gesto tan pequeño, comparado con lo que tuvimos antes, por breve que haya sido.
No esperaba que el beso me afectara tanto, eso seguro. Ha pasado tanto tiempo desde que tuve contacto con una mujer sin que se sintiera como una maldita obligación. Nunca me ha costado atraer la atención de una mujer que me interesa, pero mi interés se apaga en cuanto empezamos a hablar de cualquier cosa.
Si soy honesto conmigo mismo, Keily fue la última persona que logró hacerme sentir algo cuando tuvimos sexo. Jamás se lo admitiría, pero me tomó meses dejar de fantasear con ella y con aquella noche, por corta que fuera. He pasado tanto tiempo buscando esa chispa