Stefan

El camarero regresó con una libretita y una expresión profesional que no delataba el menor interés por nuestra conversación.

—¿Han decidido qué van a cenar? —preguntó, su voz impecablemente educada.

—Sí. —Le entregué el menú con un movimiento breve y sin titubeos—. Tráigame un filete con ensalada.

El camarero asintió antes de volverse hacia Morgan, que aún estudiaba el menú con atención, sus ojos verdes recorriendo cada descripción con detenimiento.

—Yo quiero el risotto de trufa con langosta y espárragos. —Su voz sonó firme, casi desafiante, como si eligiera deliberadamente algo sofisticado para contradecir mi pedido sencillo.

—Excelente elección, señorita. —El camarero se retiró rápidamente, dejándonos de nuevo en nuestra pequeña burbuja privada.

—Un plato elaborado. —Comenté, apoyando un codo en la mesa mientras la miraba con curiosidad—. ¿No se suponía que buscabas algo sencillo esta noche?

—Simple no sign