A los dieciséis años Meg se queda embarazada de un chico rico, que se desentiende de su bebé. Cinco años después, Meg vuelve a encontrarse con él, y una corriente de deseo surge entre ellos. Pero ella guarda el secreto de su hijo; y él está a punto de contraer matrimonio con otra mujer. ¿Conseguirá Meg su final feliz?
Ler maisEl despertador de Meg sonaba con su estridente melodía, y la pobre chica, que estaba agotada, porque la noche anterior se había quedado estudiando hasta la madrugada, se levantó, y lo apagó. Como cada día, eran las cinco de la mañana, y al igual que cada día, el frío golpeó a Meg que estaba aún adormilada, y no era consciente de que no había encendido la calefacción porque no le quedaba suficiente dinero hasta final de mes.
Se duchó rápidamente, se puso su uniforme de limpiezas Carol’s, y tomó al pequeño Ben en brazos, aún profundamente dormido. Ben, que ya tenía cuatro años, era su alegría de vivir, aún cuando pasaran penalidades y ella tuviera que hacer horas extra en la empresa de limpieza, se sentía feliz de que el pequeño Ben hubiera llegado a su vida.
Cargó con él hasta el piso que estaba frente a su puerta, y antes de llamar al timbre, la puerta se abrió, y tras ella apareció su simpática vecina, Emma Giles. Tenía la cabeza llena de rulos, profundas ojeras, y una bata granate que estaba llena de manchas. No es que Emma fuera una mala ama de casa, es que su hija Violet le llenaba la bata de manchurrones con sus mañanitas, y a ella no le daba tiempo a lavarla todos los días.
Emma cogió al pequeño Ben en brazos, lo llevó a la habitación de Violet, y volvió a reunirse con Meg en menos de cinco minutos.
- Eres un ángel, Emma.
- ¡Que va! El que es un ángel es tu hijo, que ni siquiera protesta cuando le toca cambiarse de piso, ojalá mi hija fuera tan tranquila como el tuyo.
Violet, la hija de Emma tenía la misma edad de Ben, pero era un auténtico terremoto, desde que se despertaba, su madre tenía que estar vigilante de que no se metiera en líos.
- ¿Te apañarás para llevar a los dos al colegio? Mira que no quiero causarte un problema, y tú ya tienes bastante trabajo con Violet.
- Claro que si, porque los amenazaré con llenarle las tarteras de verduras, y de ese modo,se quedarán más quietos que si fueran estatuas.
Meg se rió con ganas, porque su encina y amiga siempre estaba de buen humor, y sus bromas la ayudaban a afrontar cada día con una sonrisa.
- Bueno, me voy, que no quiero perder el autobús,en especial hoy, que hace tanto frío en la calle. ¿Tú tienes mucho trabajo pendiente?
Emma se dedicaba a mecanografiar trabajos, y a elaborar presentaciones para estudiantes universitarios, e incluso para empresas. Era tan buena en lo suyo, que incluso le habían hecho una oferta de trabajo fijo, pero ella la había rechazado para poder quedarse en casa, y cuidar de su hija. A Emma le gustaba ser madre a tiempo completo, y por ese motivo, había buscado un trabajo que le permitiera pasar muchas horas en casa.
- Si, lo habitual, aunque no tengo especial prisa, todos los trabajos que me han solicitado esta semana, me han dado un plazo suficiente como para que no esté agobiada.
- Me alegro, que tengas un buen día.
Meg le dio un beso en la mejilla, y bajó corriendo las escaleras, y cuando vio que el autobús número 5, que era el que habitualmente la llevaba al centro de la ciudad, estaba ya entrando en la calle, corrió aún más deprisa, hasta que, con el aliento abrasándole la garganta, se colocó justo después de la última persona que espera en fila para subir al autobús.
Ronda llevaba más de un año sin saber nada de Andy Mc Abott, ni siquiera las funcionarias de prisiones se habían prestado a darle ninguna información sobre él, por lo que lo imaginó fuera de aquella prisión, viviendo su vida, sin acordarse de la egoísta Ronda que lo había seducido para conseguir privilegios, y después había terminado por caer en su propia trampa.Aquel día, que para Ronda era como cualquier otro, cambió cuando recibió una carta que no esperaba. No es que recibiera mucha correspondencia, pues ni su familia, ni sus antiguos amigos querían saber nada de ella, ahora que había caído en desgracia. Así que cuando le entregaron el pulcro sobre blanco sin remite, lo abrió cuidadosamente, y sacó de su interior dos cuartillas escritas con tinta azul, y exquisita caligrafía.“Querida Ronda. He necesitado que pasara un año entero para que mi alma te perdonara, y ahora sé que no eres del todo culpable de lo sucedido. Yo me dejé engatusar, caí en tus redes, aún cuando sabía que eras
Un año después- ¡Levyyyyyy!- gritó Meg desde la cocina, para que su marido la escuchara desde la parte de atrás de la casa, donde se encontraba realizando labores de limpieza del jardín y de la piscina. Él acudió corriendo, y entró jadeante en la sala.- ¿Qué ocurre, mi amor?- Siento haberte asustado, es que con esta barriga inmensa no soy capaz de abrocharme las zapatillas, y es el único calzado que aún puedo ponerme. Además, tu hermano y Sally deben de estar a punto de llegar, y no quiero que me vean descalza.Meg se señaló la hinchada barriga de embarazada, y Levy le sonrió comprensivo; estaba bastante quejica, y le pedía muchas cosas, pero a él no le importaba, porque disfrutaba de ver aquel vientre hinchado, aún cuando agriara un poco el carácter de su esposa.-Es que no entiendo porqué los has invitado a comer cuando estás a menos de dos semanas de tu fecha de parto, ya sabes que en los embarazos múltiples es difícil llegar hasta la última semana.- Pero, cariño, Sally me dijo
Sally salía de su última revisión ginecológica con una sonrisa pintada en el rostro por la noticia de que el bebé que esperaba era una niña, cuando se encontró con Marlon frente a ella.- ¡Marlon! ¡Qué sorpresa verte por aquí! ¿Qué haces por el centro de la ciudad? A ti no te suele gustar caminar por la ciudad.- ¡Oh, vaya! ¿En serio? Ahora me gusta, supongo que es otro cambio que he experimentado desde que salí del coma. ¿Y tú? - He ido al ginecólogo, tenía una cita.- ¡Ah, claro! Espero que estés bien.- Si, es algo rutinario.- Sally iba a callarse en ese momento, pero entonces decidió que Marlon era el padre de su hijo, y que tarde o temprano, descubriría la verdad,así que, apresurada, añadió una frase que cambió la expresión de Marlon.- es que estoy embarazada.- Enhorabuena, aunque bueno, supongo que es una situación agridulce para ti, puesto que el padre del bebé debe de ser Servando. Lamento que hayas tenido que pasar por algo así, te merecías tener un poco más de suerte.- Gr
Meg se despertó aquel día con olor a café y bacon, y no pudo hacer otra cosa que escuchar el rugido de hambre de su estómago. Se levantó de la cama de un salto, se puso su batín para salir del cuarto, y se sorprendió de que estuvieran cocinando Levy y Ben juntos.- Vaya, mis dos cocineros favoritos, ¿a qué debo la sorpresa?- Menos mal que te has despertado, mamá, creí que llegábamos tarde.- ¿Tarde? Pero ¿adónde podríamos llegar tarde?- Sssshhh- dijo Levy, y Ben se tapó la boca con las manos.- Ahora toca desayunar, y ya sabéis los dos que el desayuno es la comida más importante del día.Meg, que estaba hambrienta después de la noche de sexo salvaje de la que había disfrutado con Levy, se comió todo lo que su marido colocó en su plato, y cuando sintió que ya no podía más, tuvo que pedirle que parara de servir comida.- Si me como una loncha de bacon más, explotaré, eso te lo puedo asegurar.- Bueno, entonces es el momento de que te cambies de ropa, porque nos vamos a un sitio.- ¿Un
Unos días más tarde, Sally se observó en el espejo del recibidor de su casa. Iba completamente vestida de negro, dispuesta a salir en unos minutos en dirección a la iglesia más cercana, donde se oficiaría una misa por Servando.Sally recordó con impotencia aquella fatídica noche, con la llegada de los servicios de emergencias, que no pudieron hacer otra cosa, salvo certificar la muerte del hombre al que amaba. Recordó que los médicos de la ambulancia también la habían atendido a ella, y como le pusieron un calmante que la dejó dormida. Desafortunadamente, los calmantes no eran uficientes para dejarla dormida durante más tiempo, y se veía obligada a pasar por aquella situación horrible, y que no entendía. ¿Acaso no había sufrido ya suficiente en su vida? ¿Cómo podía la vida ser tan cruel como para arrebatarle de nuevo al hombre que amaba?Dos horas después, fatigada,y sedienta llegó a casa de los padres de Servando, los que serían los abuelos de su nuevo hijo, pero que aún no sabían qu
Sally se visitó, se puso tan guapa como pudo, y decidió darle una sorpresa a Servando; aunque habían quedado en que él la recogería en su casa, ella decidió que iría de improviso, y lo seduciría antes de salir de camino a la ciudad. Ella normalmente no era dada a este tipo de sorpresas, pero aún no había contado en su casa que pensaba mudarse próximamente, y lo cierto es que quizá era eso lo que la llevaba a actuar tan impulsivamente.Como iba vestida de gala, y con tacones altos, decidió acudir en coche a casa de Servando, lo dejaría allí aparcado, y ya lo rcogería al día siguiente.En cuanto llegó a la casa, le soprendió no ver luces encendidas a través de las ventanas, pero pensó que quizá él estuviera en el baño, y hubiera dejado el resto de la casa a oscuras. Se acercó a la entrada, toc&oacut
Último capítulo