Me quedé mirando la habitación y los ojos casi se salen de mis cuencas, esto se parecía al cuarto rojo de ese Grey (Si, la ví, algo que pasa frecuentemente cuando me quedo los fines de semana con mi hermano y sus gustos terribles por el cine y las series). Había una cama en el centro con dosel, a la derecha un sillón tántrico, yen el costado izquierdo un armario. La curiosidad pudo más y lo abrí, retiro lo dicho, esto parecía una sala de tortura.
Había fustas, esposas, dildos de todos los portes y colores, pero lo que más me llamó la atención fueron unas varas con cadena.
-¿Dónde mierda te viniste a meter, James?
Me cubrí la cara con la mano y estaba a punto de salir cuando la puerta se abrió y ahí estaba ella...
Me quedé paralizado, mis ojos se expandieron más de como lo habían hecho al ver las cosas en el armario. Esa diosa de fuego ardiente venía enfundada en un leotardo negro de cuero, con esas botas exquisitas que la hacían ver unos quince centímetros más alta, su cabellera r