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¿Por qué no puedo sacarlas de mi cabeza?

Después de resolver el maldito problema de la obra volví a mi departamento. Papá y Christian ya habían regresado y estaban discutiendo por lo sucedido el día de hoy. 

-No entiendo tu insistencia en que sea Dani quién trabaje para nosotros, aún no es tiempo para que las cosas se den, hay mucho en juego hijo. 

-Pero papá, ¿no sería más sencillo decirle la verdad?- pregunta mi hermano y es ahí donde intervengo. 

-Chris tiene razón, papá. Si tanto problema hay con que queramos estar cerca de nuestra prima, sería mejor dejarles en claro a todos tus amigos cuál es nuestro motivo. 

-Es que no es tan fácil, hijos. El problema es que debido al proceso de ciudadanía de su prima se ha descubierto una red de trata de blancas y aún no podemos dimensionar todo lo que hay detrás. 

-Entonces, saquémosla de aquí y listo. 

- Le dije lo mismo a Adam, pero me hizo ver que hiciéramos lo que hiciéramos podríamos ponerla a ella y a Sarita en peligro. 

Bufo molesto por toda esta situación, pero por lo que estoy entendiendo, nuestra prima está más segura acá. Además, nosotros no volveríamos en un buen tiempo a Irlanda, eso había quedado claro después de que nuestro padre nos mostrara el proyecto de licitación de la alcaldía de Nueva York. El proyecto se veía ambicioso y combinaba muchos recursos con algo que tanto a mi padre como a nuestra familia le importaba... Ayudar a los más desvalidos. 

Los días pasaron y debo decir que cada puta noche me la pasaba recordando a esas dos mujeres de ese fin de semana, ¡Hasta soñé que las cogía a las dos al mismo tiempo! ¡Diablos! ¿por qué no podía sacarlas de mi cabeza? Ya mi conteo de espermatozoides había bajado considerablemente por la cantidad de pajas que me había hecho en todos estos días y de verdad era demasiado tortuoso el andar con la bandera en alto de solo pensarlas. Todavía recuerdo el sueño de hoy, uno en que un ángel y un demonio aparecieron vestidas frente a mí, con una lencería que a cualquiera le provocaría un infarto al miocardio. 

Necesitaba sacarlas de mi sistema y primero partiría por esa tal Queen. Tomé mi teléfono y llamé a la única persona que me podía ayudar. 

-Tenemos reunión la próxima semana, querido James ¿Para qué me llamas?-contesta Russell con esa risita burlona que tanto me molesta si me lo estoy imaginando en su escritorio con las piernas arriba de él regocijánose de mi tortura. 

-¿No puedo llamar a un amigo? 

-Puedes, pero como me estás respondiendo con una pregunta me queda claro que algo quieres. 

-Russell. 

-James. Te conozco, me conoces, algo quieres ¿no? 

-Bueno, no, pero sí, ¡Ash!- digo sin más, era verdad que me conoce-. Necesito ver a Queen. 

-¡¿Qué?! O sea me imaginé que algo había pasado entre tanta miradita de reojo que se dieron, pero no pensé que fueras tú el que la buscaría primero- lo escucho y la rabia me corroe, o sea ella ni siquiera quiso saber quién era. 

-¿Puedes o no?- pregunto molesto porque ya me estaba sacando de quicio después de lo que me dijo. 

-Déjame ver qué puedo hacer y te llamo, Queen no es de las que se deja ver así de fácil, todo se hace como le da la regalada gana. 

-Sí, me di cuenta-mascullo entre dientes. 

-Te escuché, James. 

-¡Mierda! 

-No te preocupes, algo se me va a ocurrir, pero de que se encuentran, dalo por hecho. 

Terminé mi llamada y seguí con mis pendientes, estos días han sido rarísimos, es más, entre las discusiones de Chris con Rocío y lo enamorada que se ve mi prima de su marido y viceversa. Además, tenía mucho por digerir y procesar producto de la conversación con el que ahora llamaba cuñado. 

Con la otra chica era más simple, solo debía preguntarle a la señora Blue, se notaba que la quería mucho y por lo menos era una persona con nombre y apellido.

Savannah Lewis... 

¿De dónde me sonaba ese nombre? 

Terminaba el día y todo avanzaba con cierta normalidad, hasta que recibí la llamada de Russell. 

-Hoy, en dos horas debes estar aquí, deberás llegar puntual angelito y obviamente siguiendo el protocolo del club. 

-Te refieres a ese maldito antifaz. 

-Exactamente, es una de las condiciones para entrar y, como todos, debes cumplirla. 

-Está bien, me imaginaba que podría verla y... 

-Reglas, son reglas, angelito. Lo tomas o lo dejas- me responde un tanto molesto por mi insistencia y como no me queda de otra, acepto. 

-Está bien, lo haré. 

Cuelgo el teléfono y empiezo a ordenar mis cosas para salir de la oficina, hoy particularmente no quería quedarme a ver como ese par se mataba a insultos. Aún no entendía su dinámica, porque Rocío trabajaba muy bien y Chris no es la perfección andando, por lo que creo que mi hermanito se está comportando como un perfecto idiota. 

Ya era demasiado, los había separado en su discusión espuria por unos cálculos que estaban bien y el muy idiota estaba convencido que estaban errados. Si hasta Daniela les gritó en el medio del pasillo y mi papá tuvo que intervenir. 

En fin, tomé mi maletín y la chaqueta, me despedí de Rocío y le rogué para que no discutiera con el idiota de mi hermano, ella se lo tomó a broma, pero luego me tranquilizó y me dijo que me fuera bien en mi cita. 

¿Habrá notado que estaba tenso por mi cita? No, eso no podía ser cierto, solo debe ser mi imaginación que me está pasando factura. 

Me subí al auto y enfilé rumbo a mi departamento. Tenía dos horas antes de reunirme con esa diosa de fuego. Aprovecharía de darme una ducha comer algo y prepararme para esa reunión. 

-Esto será fácil, si la veo y resuelvo esta inquietud me la quitaré del sistema y listo. 

«Convéncete, James, no te la crees ni ahora, ni nunca» 

Con suma tranquilidad, había bajado mi nivel de ansiedad al saber que la vería y por fin solucionaría mi tema ¿era eso lo que buscaba no? Me duché y luego preparé un sándwich de pavo que comí acompañado de una gaseosa, con eso sería suficiente, ya me quedaba una hora para vestirme y salir al bendito club de mi amigo. 

Una vez que terminé, enfilé mis pasos hasta mi habitación y me coloqué ropa cómoda. En eso llega una mensaje a mi celular y es de Russell. 

"Nada de perfume, a Queen le molestan los aromas fuertes ;)" 

-Idiota- yo solo iba a conocerla, nada más. Tomé mi perfume y coloqué como si me quisiera bañar en él, ¿Qué se creía con imponerme cosas? Ni que fuera la reina de Inglaterra, Ups, verdad que esa se murió. Tomé mi chaqueta y saqué del cajón el bendito antifaz que debería usar, lo eché al bolsillo de mi chaqueta y salí de mi departamento. Bajé al estacionamiento, pues hoy sí iría en mi auto, ni loco me subía a otro taxi y que pensaran que es un pervertido. 

Quince minutos antes de mi cita con la diosa de fuego ardiente llegué y estacioné mi auto, ya eran las nueve de la noche, así que nadie se preocupaba por ver a un loco en antifaz en la Quinta y Broadway, lo coloqué en mi cara y al aproximarme a la entrada el guardia me preguntó a qué venía. 

-Queen, vengo por ella. 

-La diosa no ha llegado- dijo relamiéndose los labios, lo que me produjo unas ganas de quitarle la sonrisa estúpida de un solo golpe, pero me calmé- , pero ya lo están esperando. 

Entré al lugar y el guardia algo había dicho por su intercomunicador porque una chica con menos ropa que Eva y su hoja de palma me recibió y tomó mi chaqueta, bueno en realidad me la quitó. Me llevó a un salón del segundo piso y después de abrir la puerta me indicó que entrara. 

-La señorita Queen debe de estar por llegar, prepárate. 

Y se largó con una sonrisa burlona. 

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