Capítulo 69
El reloj marcaba las seis de la mañana cuando la mansión Miles abrió sus puertas al regreso más esperado desee hace más de veinticuatro horas. La luz del amanecer se filtraba por los ventanales, dorando suavemente los pasillos silenciosos. Leone cruzó el umbral de la puerta con Irina en brazos, ya que su cuerpo estaba agotado apoyado contra su pecho. No había cerrado los ojos en toda la noche, y aun así, la única idea que rondaba en su mente era ver a Gail.
En la sala, los rostros de la familia se iluminaron al verlos llegar sanos y salvos. Amatista fue la primera en correr hacia ellos, seguida por Nonna, que sollozaba en silencio. Nadie dijo nada, solo hubo abrazos, caricias y miradas llenas de alivio. Leone le besó la frente a Irina con suavidad y susurró
— Vamos a verlo. Luego podrán consentiste a ellos.
Subieron en silencio sin decir más, los pasos amortiguados por la alfombra de los pasillos eran tranquilos. Sin embargo, una vez frente a la puerta de la habitación d