Capítulo 68
El estruendo del disparo se disipó entre los árboles, seguido del sonido abrupto de neumáticos frenando en la grava. Irina se quedó congelada, la vara todavía estaba alzada en su mano y su respiración era agitada. Félix giró hacia la puerta, confuso, mientras la voz de Leone se alzaba como un trueno en medio de la noche.
— ¡IRINA!
Ella sintió cómo el miedo comenzaba a transformarse en otra cosa. En fuego, en furia y también en esperanza. Félix solo se sobresaltó y retrocedió un paso sin saber qué hacer en ese instante.
— ¿Qué demonios…? —murmuró mientras asomaba la cabeza por una ventana rota.
Los pasos apresurados de varios hombres comenzaron a resonar en el exterior. Luces brillaron en medio del follaje, apuntando directamente a la entrada de la fábrica y Félix no tuvo tiempo de correr hacia ninguna parte.
Irina, por otra parte, aprovechando la confusión y usó la vara para golpearle con fuerza en el brazo. Félix gritó de dolor y cayó de lado al no esperarse esa acción p