UNA LUZ AL FINAL DEL TUNEL.
Punto de vista Marcelo
Salí de la empresa con el corazón hecho trizas. No podía imaginarme a Valeria muerta, esa imagen era simplemente inconcebible. Un amor como el nuestro no podía terminar de una forma tan brutal. No, ella tenía que seguir aquí, conmigo. Las lágrimas caían sin descanso por mi rostro, y una angustia insoportable me oprimía el pecho. Sentía como si me hubieran arrancado la vida de golpe, dejándome atrapado en un limbo, sin saber si aún seguía existiendo.
—Marcelo, por favor… cálmate, te lo suplico —Edward me rodeaba con los brazos, tan devastado como yo, pero lo que me pedía era casi imposible.
—Es que no lo entiendo… ¿por qué Valeria? ¿Por qué tenía que ser justo ella?
—La vida a veces es cruel con quienes menos lo merecen. Aún no sabemos nada con certeza.
Cuando llegamos al hospital, me lancé a preguntar por ella. Apenas lo hice, un médico emergió desde el fondo de urgencias. Una enfermera le indicó quién era yo, y él se dirigió directamente hacia mí.
—Mucho gusto,