Punto de vista Valeria
Después de dejar el apartamento de Marcelo, fui en busca de Isa, la mujer que me había apoyado durante la reunión. Ella se mostró extremadamente amable conmigo, y no me equivoqué al confiar en ella. Me recomendó para un puesto como asistente y me ofreció quedarme en una habitación vacía de su casa. Al menos ya no estaba en la calle y contaba con un empleo que me permitía cubrir mis gastos. A pesar de eso, Marcelo seguía presente en mis pensamientos día y noche, pero aquel capítulo de mi vida comenzaba a cerrarse lentamente.
—Valeria, qué bueno verte. ¿Cómo te fue hoy en el trabajo? —me saludó Isa mientras colocaba un sándwich de atún sobre la mesa.
—Bien, muchas gracias, Isa. No sé cómo agradecerte por tu amabilidad. ¿Y tú, cómo te fue?
—Todo bien, no tienes que agradecerme. Desde que llegaron ustedes a esta casa no me he sentido tan sola. Me han acompañado, así que estoy feliz de tenerlos aquí. Te preparé ese sándwich, cómelo y vamos a ver la serie que empezam