Esta confesión me tomó por sorpresa, por un momento pensé en que el deseo se iba a ir de inmediato, pero no fue así. Al final no pude evitar llegar al clímax y mi semen estaba dentro de Rocío.
—Lo siento, pero era muy tarde —me sentí fatal —. Espero que me puedas perdonar.
—Está bien —ella se inclinó en mi dirección y me dió un beso —, pero necesito un anticonceptivo.
—Rocío —me hice a un lado y salí de ella —. ¿En serio tanto miedo te da tener un hijo mío? Porque sinceramente yo deseo formar una familia contigo, no con nadie más, contigo.
—Mateo, no es momento para un hijo —ella se puso seria —. No es que no quiera salir embarazada de ti, es solo que… Mi cuerpo todavía no se encuentra listo para un embarazo, apenas voy a tener un año que perdí a mi bebé y el doctor me dijo que debía esperar al menos dos años.
—Oh, así que es por eso —me sentí tonto al escuchar sus razones —. Por un momento pensé en que no querías tener hijos conmigo.
—Amor —su mano acarició mi mejilla y me vio con un