Perspectiva de Kany.
La muerte de mi madre había llegado inevitablemente, tal como ella me lo había pedido. Vendí mi casa y me fui lo suficientemente lejos a un sitio en el que nadie me conocía.
—Kany —la voz de Rocío me sacó de mis cavilaciones —. ¿Me puedes ayudar?
Rocío venía bajando las escaleras con un montón de cosas, me apresuré a quitarle las maletas y ella lanzó un suspiro pesado.
—En serio que no sé qué haría sin tu ayuda. Mateo me dice que ya casi viene a casa, así que tengo que darme prisa en tener listo a los niños.
—No te preocupes, te voy a ayudar. Espero que disfruten esta salida en familia.
Una vez que Rocío y los niños estuvieron listos, ellos se fueron. Me quedé en la mansión Montessori y mientras leía tranquilamente un libro en mi habitación, la nana del señor Mateo llegó.
—No es bueno que estés encerrada tanto tiempo aquí, creo que debes de salir un poco más. Le he pedido al chófer que te lleve a la ciudad.
—No es necesario hacer eso, al final no es mi día libre y