VICTORIA:
Ricardo no reaccionó de inmediato. Parecía mantenerse congelado ante la confirmación de lo que ya sabía. Empeñado en teclear frente a la pantalla, al escucharme se detuvo lentamente. No dijo nada de inmediato; dirigió su mirada a la ventana por donde podíamos ver cómo caía la nieve sin detenerse.
—Lo sabía —murmuró. Parecía que se lo estaba diciendo a sí mismo—. Siempre lo supe. Sentí un vacío inesperado en su tono; podía ver que la confirmación no le había traído alivio. Quise decir cualquier cosa que reparara el aire denso entre nosotros, pero Ricardo giró lentamente hacia mí y me miró profundamente, lleno de una tristeza que me congeló aún más que el frío de afuera. —Me quedaré a tu lado tanto como tú lo quieras