VICTORIA:
Sonreía mientras me acercaba despacio. Isabel estaba demasiado cómoda, su presencia al lado de Ricardo era completamente natural. Y él ni siquiera se inmutó. Levantó la mirada y la posó en mí. Se enderezó, pero sin dejar de sostener a la débil joven en sus brazos.
—Victoria —respondió Ricardo devolviendo mi sonrisa—. Pensé que estabas descansando. —Eso pensabas tú —le dije, dejando caer las palabras con calculada frialdad—. Pero tenía cosas más importantes que hacer, como sabes. Isabel, impecable en su papel de actriz principal, deslizó una mirada de inocencia que me revolvió el estómago. —Lo siento, Victoria —se disculpó falsamente débil—. ¿Acaso hay algún problema en tu hotel, Victoria? Ricky, sólo me aco