73. EL ENCUENTRO CON MATÍAS
VICTORIA:
Él dio un paso hacia mí, tranquilo y prepotente. El aire de superioridad me irritaba profundamente, pero no me moví. No iba a retroceder ni un milímetro frente a él. Recordaba las disputas entre mi padre y el señor Castellanos, quien estaba empeñado en comprar todos los negocios que tenía. Al parecer, ahora su hijo piensa que puede hacer lo mismo. Lo que no esperaba era que me casara con Ricardo Montiel y, al parecer, buscó a Isabel para que lo ayudara a controlarlo.
—¿En tu hotel? —repitió con una sonrisa ladeada—. He venido de vacaciones. Necesitaba un descanso. ¿Por qué tan seria? Estoy ayudando a incrementar tu fortuna.
No respondí. Mi silencio era mi arma. Lo dejé hablar, esperando que se delatara sin siquiera darse cuenta. Matías era arrogante, como su padre, pero esa misma arrogancia lo hacía cometer errores. Sonrió sin dejar de mirarme. Sabía que estaba jugando conmigo, tratando de ensuciar el terreno antes de darme respuestas claras. Pero no iba a caer en la tra