RICARDO:
Miraba a esta mujer delante de mí, que representaba todo lo que yo más odiaba en la vida. Una niña rica que se creía que se lo merecía todo y que a su alrededor todos debíamos servirla. Giré sobre mí mismo y me alejé furioso; empezaría de cero. Si una vez lo había logrado, lo haría de nuevo. ¿Por qué tenía que verme envuelto con ésta niñita caprichosa? ¡No! ¡No lo haría! ¡Hasta aquí había llegado!
Caminé furioso rumbo hacia donde había dejado mi auto. Justo cuando doblé una esquina, escuché voces; no sé por qué, pero me detuve y me quedé escuchando. —¡Dijiste que estaba destruido! ¡Maldita sea! —gritaba la voz de un hombre que reconocí. Era Carlos, el ex de Victoria—. ¿Por qué tuviste