A MERCED DEL DINERO. C263: No lo perdones.
—Por favor, Marfil… Solo piénsalo —insistió Alexandro—. Te sacaré de aquí, te alejaré de este lugar gris y sofocante que no te hace justicia. Este barrio apagado te consume y te opaca. Tú no fuiste hecha para esto, mereces estar donde puedas brillar, donde todos te admiren, donde seas la envidia de las demás y donde tengas todo lo que alguna vez deseaste. Y yo estoy dispuesto a...
—Cállate ya, Alexandro. Basta. —impuso Marfil—. Deja de decir tantos disparates, yo no tengo nada que pensar. Y te lo voy a decir claro: eres un completo idiota.
Él la observó, desconcertado por la dureza de sus palabras, pero ella no vaciló ni por un segundo.
—Honestamente, me gustaría que tu relación con Vanya terminara —continuó—, pero no porque yo tenga algún tipo de interés en ti ni porque quiera estar contigo, sino porque ella es demasiado buena para ti. No la merecés, Alexandro. Es una mujer increíble, y no lo digo solo por su apellido o por la familia de la que proviene, es porque ella es una persona