A MERCED DEL DINERO. C248: No quiero perderte a ti.
De pronto, las lágrimas comenzaron a deslizarse por las mejillas de Marfil sin que pudiera hacer nada para detenerlas.
—¿Te das cuenta? —dijo con dificultad, mientras se le cerraba la garganta—. Te das cuenta de que estás siendo muy duro conmigo, ¿verdad? No tienes por qué hablarme así...
—¿Y todas las veces que tú me has hablado así, Marfil? —soltó con amargura—. ¿Todas las veces que me reprochaste hasta lo más mínimo? ¿Los reclamos interminables, los cuestionamientos sin sentido? ¿Qué hay de aquellas tardes en las que yo llegaba agotado y solo me encontraba con tu cara larga y decías que no debía volver a casa? ¿Cuántas veces tuve que soportar que arrojaras cosas o que tiraras la comida al suelo?
El tono de Richard se volvió más vehemente, pero no gritaba. Sus palabras eran tajantes, como golpes certeros.
—Tú me gritabas todo el tiempo, Marfil. ¿Y cuándo te respondí yo? ¿Cuándo te levanté la voz siquiera? ¿Cuándo reaccioné de la misma forma contigo? Creo que te he tenido demasiada p