A MERCED DEL DINERO. C218: Yo no puedo perder esta oportunidad.
—Marfil… —articuló Kisa, colocándose frente a ella—. Sé que no soy mamá, pero le hice una promesa. Le prometí que iba a cuidarte, que no iba a dejar que te pasara nada, y no quiero romper esa promesa.
—Pues te libero de cualquier promesa que le hayas hecho a mamá. Olvídalo ya, Kisa. Deja de preocuparte por mí.
—¿Cómo quieres que no me preocupe? Eres mi hermana menor, mi familia, mi sangre. No hay un solo minuto en que no piense en tu bienestar. No importa lo lejos que estés, no importa lo que estés haciendo, yo siempre pienso en ti.
—Tú ahora ya tienes tu propia familia —resaltó Marfil.
—Y como ya te he dicho, eso no cambia nada. Siempre tendré tiempo para ti. No por estar embarazada o por estar casada empezaré a descuidarte. Yo jamás he querido que sientas que te dejé sola, o que te abandoné por formar otra familia. Nunca ha sido así.
—Pues yo no me siento de esa manera, al contrario. Aprecio más el hecho de que me des mi espacio, a que estés encima de mí todo el tiempo, controlándo