A MERCED DEL DINERO. C192: Me encantaría quedarme así, abrazada a ti .
La intuición de Marissa, tan certera como siempre, no dejaba margen para escapatorias. Pero Lucas no tuvo el valor de confirmárselo, no con palabras. Prefería que lo descubriera por ella misma, si es que ya no quedaba nada por salvar.
—Tienes mi celular en la mano —señaló—. Revísalo.
Marissa se quedó quieta por unos minutos, contemplándolo. Lucas se preparaba para enfrentar otra discusión más, pero la suerte estuvo de su lado una vez más.
—No, no voy a hacerlo —declaró, y desvió la mirada—. Solo estaba bromeando contigo. No quiero seguir desconfiando de ti. Nunca voy a poder ser feliz si no aprendo a sentirme segura de mí misma, y no quiero vivir con miedo todo el tiempo —agregó, entregándole el aparato.
Lucas bajó la vista al celular que tenía entre las manos. Un suspiro profundo escapó de su pecho, mezclado con el alivio y una punzada de culpa que se le clavó en la conciencia. No se lo merecía. Marissa no se merecía esa fe quebradiza, ese cariño ciego que seguía sosteniéndolo a pes