A MERCED DEL DINERO. C173: No te vayas.
Lucas se quedó callado por un momento, observando cómo Marissa sollozaba con el rostro cubierto por las manos. La rabia se le había transformado en un desahogo lleno de dolor. Estaba herida, rota, teniendo ese tipo de crisis que nacen de una traición profunda: ataques de moralidad, de orgullo, de dignidad. Y no era solo por el matrimonio, era por lo que ese mensaje y esa llamada significaban en su cabeza. Para ella, era como si él aún siguiera viendo a Marfil, como si estuviera jugando a dos bandas.
—Marissa… sé que estás enojada —articuló Lucas—. Te entiendo. Tienes todo el derecho de estarlo. Pero solo te voy a decir una cosa. Desde que empecé contigo… desde ese momento, no la he vuelto a buscar. Te lo juro. Ella sí me ha buscado, pero yo la he rechazado todas las veces.
Marissa alzó la cabeza, con los ojos rojos y húmedos. Lo contempló sin decir nada, con un dolor tan profundo que lo hizo tambalear por dentro.
—Ella no quiere seguir casada conmigo, Marissa. Solo está jugando. Solo