Marcos
Ya que Aaron había retomado sus clases en la Universidad, no tenía muchas cosas con las cuales distraerme. Me sentía tan, pero tan aburrido, que incluso había barajado la posibilidad de tomar un bus y salir de la ciudad por el día, al menos para poder calmar la ansiedad que corría por mis venas.
Ayer, cuando fui a la Universidad a dejar los documentos para la solicitud de la beca, la señora que atendió mi caso me dijo que si todo salía bien y me otorgaban la beca, el traslado de Universidad sería de manera inmediata; no tendría que esperar a que la aprobaran desde mi sede actual y ellos mismos agilizarían el proceso por mí. A pesar de todo, debía esperar como mínimo dos meses más para tener una respuesta.
Debería haber estado feliz, pero de una manera muy extraña me sentía ansioso y ni Adela había podido ayudarme a bajar esos niveles de mi sistema. Tenía demasiadas cosas en la cabeza.
Demasiadas.
No era imbécil, aunque lo pareciera.
Sabía que ayer, cuando tuve ese pequeño encu