••Narra Alexander••
El whisky en mi vaso había perdido su sabor hacía rato, ni siquiera lograba quemar mi garganta. Estaba sentado en el sillón del vestíbulo del hotel, fingiendo escuchar a Frederick, pero cada fibra de mi ser estaba concentrada en la puerta de entrada. Mi rodilla no dejaba de moverse bajo la mesa, un tic nervioso que detestaba pero que no podía controlar.
—Así que, como te decía, la oferta del terreno en Niza se ven más tentadoras para ti que las de Paris… —Frederick hablaba, pero sus palabras eran solo un murmullo de fondo.
¿Dónde estaba Kiara? El GPS de su teléfono mostraba que había estado en el centro comercial, que había hecho una parada en una boutique de lujo y que luego habían seguido caminando por la ciudad como si no fueran un objetivo fácil. Los movimientos en la tarjeta confirmaban la compra. Todo estaba bajo control. Era lo más racional. Pero la racionalidad se desvanecía cuando se trataba de ella. Una parte de mi mente, la parte oscura y paranoica, n