Mundo ficciónIniciar sesiónBajó las escaleras y vaciló un momento. A la derecha. La cocina estaba a la derecha. A la izquierda estaba la sala, y Stu quería ir a la cocina a servirse un café. A pesar de estar ya en verano, el clima era más inestable que nunca. La temperatura se negaba a subir, y en ese preciso momento diluviaba. Se detuvo tazón en mano a mirar por las ventanas de la amplia cocina comedor.
Los árboles se erguían silenciosos y obstinados en la lluvia. Rodeaban la casa en un apretado cordón de tres filas, altos, añosos, de copas perennes y sanas. Lo aislaban del trajín y el ruido de la calle, ocultaban las casas vecinas. Bien podía imaginar que se hallaba solo en medio de un bosque, y con sólo hacer cincuenta metros volvía a hundirse de la ciudad. Se trataba de un barrio residencial bastante tranquilo, clase media acomodada, a sólo quince minutos de la bahía.
Abrió el refrigerador para cerciorarse de que no le faltaba nada para el fin de semana. Ya había revisado el dormitorio de la







