Mundo ficciónIniciar sesiónHubiera querido que ese beso durara un par de años, aunque me temblaban las piernas, la cintura de las calzas se me clavaba en los muslos y estaba transpirada como si hubiera corrido una maratón.
Tus brazos se aflojaron en torno a mi pecho con suavidad y nos inclinamos al mismo tiempo para levantar mis calzas a su posición correcta. Tu mano se demoró acariciando mi muslo.
—Estas mallas —murmuraste.
Antes que pudiera preguntarte nada, me tomaste la mano y me guiaste al dormitorio. Te seguí intrigada, mi corazón todavía como un tambor en el pecho. Ya no estaba para tanto baile y tanta acción todo junto. Los años no vienen solos. Pero no hubiera cambiado un solo minuto de lo que iba de la noche.
Hacía tanto que no me permitía soltar el cuerpo, girar, revolear los brazos y la cabeza. A vos no te molestaba que cantara o aullara cada canción. Es más, muchas veces te me unías. Y bailar con vos era tan divertido y sensual. Me parecía detectar algo más que la cerv







