Cuando la reunión terminó y Gonzalo y Silvia se marcharon, Sofía sintió un alivio inmenso. Se giró hacia Mateo, con una expresión de frustración.
—¿Te has dado cuenta de cómo me ha tratado? Como si fuera una sombra. Como si no tuviera voz ni voto en este proyecto.
Mateo frunció el ceño. —No seas tan sensible, Sofía. Parece que Silvia es así. Es muy directa, muy enfocada en el negocio. Es una profesional de primer nivel. Es lo que necesitamos para la expansión.
—¿Lo que tú necesitas, Mateo? —Sofía alzó la voz—. ¿Y lo que yo necesito? ¿Lo que necesitamos nosotros? ¿Ella no entiende que este negocio es de los dos? ¿Que yo soy tanto el alma como tú la vanguardia?
Mateo suspiró, irritado por la que consideraba una reacción exagerada de Sofía. —Sofía, no es personal. Es trabajo. Es la gente que sabe llevar un negocio a lo grande. Ella ve el potencial, y lo ve en mí. Es normal que se centre en quien tiene la visión culinaria.
La sangre de Sofía hirvió. —¿La visión culinaria? ¡Yo también teng