A la mañana siguiente, el sol se filtraba por las ventanas del comedor cuando Valeria se sentó frente a sus padres, Alejandro y Diana. Había tomado una decisión que marcaría un antes y un después en su vida.
—Mamá, Papá—comenzó Valeria, su voz firme a pesar de la ligera tensión en sus manos—. Estoy lista. Quiero iniciar el proceso para el cambio de mi nombre y mi apellido. Quiero recuperar mi identidad. Isabella Beaumont.
Alejandro asintió, visiblemente satisfecho.
—Es la decisión correcta, hija. Te pertenece—afirmó—. Ahora bien, este proceso afectará tus registros, sobre todo el del matrimonio con Alexander. Tendremos que actualizar todos tus documentos legales.
Valeria frunció el ceño, inquieta.
—No estoy segura de cómo se maneja eso, Papá. ¿Será muy complicado con el matrimonio de por medio?
—No te preocupes por eso—la tranquilizó Alejandro, moviendo la mano con un gesto de poder—. Un abogado se encargará de arreglar todo ese asunto. Con nuestras conexiones y nuestro poder, el proc