NOAH THORNE
Nos dirigimos hacia la habitación, en medio de miradas curiosas y, claro, también llenas de desprecio. Maxine se sentía humillada y Odette no paraba de llorar con los puños apretados. No podía creer que su interés en mí fuera tan enfermizo, aunque en realidad creía que era más por el poder y el dinero que estaban perdiendo al mismo tiempo que perdían mi interés.
—Date un baño caliente para no resfriarte —dije una vez que cerré la puerta detrás de nosotros. Cuando volteé hacia ella, me ofreció una sonrisa divertida antes de quitarse el saco y dejar caer su vestido al piso. Me quedé congelado, porque no parecía incómoda con que viera sus cicatrices, me tomó de la mano y me llevó hasta el baño.
—Podemos darnos una ducha juntos —soltó tomándome por sorpresa. Abrió la puerta y me ayudó a quitarme la camisa antes de entrar corriendo, dando saltitos con sus pies descalzos, abriendo la llave del agua caliente antes de voltear de nuevo hacia mí—. ¡Vamos! No planeas entrar al agua