VIGGO THORNE
Tanya se limpió las lágrimas con el dorso de su mano mientras yo la observaba en silencio, sin saber cómo interpretar la confianza que estaba depositando en mí.
—No sé mucho, pero aprenderé. Seguiré cada orden. Con el tiempo me volveré de utilidad —dijo mientras regresaba al baño y yo seguía confundido. Entonces mi atención se posó en el papel arrugado que había tenido en las manos cuando entré. Eché un vistazo hacia el baño para asegurarme que ella no viniera de regreso y que no se diera cuenta de mi entrometimiento.
Estiré el papel entre mis manos y comencé a leer. Era una carta de aceptación de la universidad de medicina. Estaba arruinada, pero… el mensaje era claro.