21. BUENA QUIMICA
[FRANCESCO]
Austin no se siente como ningún otro lugar del calendario. Tiene ese calor pegajoso que se mete bajo el mono y ese olor a goma quemada que uno aprende a amar con el tiempo. Pero hoy todo es distinto. Todo se siente más denso. No es el clima. Es ella.
Desde que llegamos al circuito, Sofía y yo nos hemos movido como piezas en un tablero. Coordinados. Estratégicos. Cuidando cada palabra, cada gesto. El problema es que ya no estamos fingiendo una relación... estamos fingiendo que lo nuestro es solo una relación fabricada.
Me subo al coche, casco cerrado, motores encendidos. El mundo se reduce al volante, a los sensores, al pit wall. O eso debería pasar.
Pero su voz llega, clara, en mi oído.
—Car 24, confirmame sensaciones en el primer sector.
Y no importa cuántas veces me hable así: profesional, directa, exacta. Siempre hay un segundo, apenas uno, en el que me olvido del resto y solo escucho a ella. No, a mi ingeniera. A Sofía.
—Coche estable. Subviraje leve en curva cuatro.
—