162. SALIR DE DUDAS
[SOFÍA]
18 de marzo
El sonido de la lluvia contra la ventana es lo primero que escucho. Gotas suaves. Constantes. Un ritmo perfecto para el temblor que tengo en el pecho. Francesco no está en la cama. El lado donde durmió aún está tibio, hundido con la forma de su cuerpo. Eso significa que se despertó hace poco.
Me siento despacio. Mi corazón late demasiado fuerte para esta hora.
Cuando salgo al living de la suite, lo veo.
Está junto a la mesa del comedor, aún con la ropa deportiva del equipo, el pelo húmedo por la ducha rápida que siempre toma al despertar, y una bolsa blanca sobre la mesa.
Cuando me escucha, gira.
Su expresión… Mamma mia.
Es pura ansiedad. Pura ilusión. Puro miedo contenido.
—Buenos días, amore —dice con suavidad.
Intento sonreír, pero no me sale del todo.
—¿Qué es eso…? —pregunto, aunque ya lo sé.
Francesco se acerca. Toma la bolsa. La apoya frente a mí.
—Se la pedí personalmente a alguien de confianza. Mi masajista del equipo. No hablará con nadie. Nadie la vio en