127. TE SOÑÉ
[SOFÍA]
21 de enero
El día ha sido largo, y hermoso. Tiziano rió más que nunca. Francesco lo cargó durante horas, caminando con él en brazos por la orilla del canal Beagle, hablándole en italiano, contándole cosas que el bebé no entiende, pero que parecen calmarlo.
Verlos juntos me removió algo profundo, algo que ni siquiera el tiempo ni el dolor pudieron arrancarme.
Ahora, ya entrada la noche, la casa duerme. Tiziano respira tranquilo en su cuna. El fuego de la chimenea crepita despacio, llenando el aire con ese olor a madera quemada que tanto me gusta. Y yo… no dejo de mirarlo a él.
Francesco está sentado frente al ventanal, sin camiseta, con una copa de vino en la mano. La luz del fuego recorta las líneas de su cuerpo, la tensión en sus hombros, la calma en su expresión. Parece más maduro, más humano, más real. Y también… más peligroso para mi corazón.
Camino hacia él, con pasos suaves. El suelo de madera cruje bajo mis pies descalzos. Él levanta la mirada apenas me acerco. Y en es