Damián.-
Sentí las miradas de todos sobre mí, seguro su primer pensamiento es que soy un bueno para nada, créanme ahora mismo me siento así, me aflojo la corbata.
— No salió tan mal, creí que te lanzarían por la ventana –comenta mi hermano tratando de aligerar la tensión.
Aflojé mi corbata de camino a mi oficina, me detuve al ver un bolso con pequeños osos y globos azules.
— Olivia trajo al niño con ella
Con dos zancadas llegué y abrí la puerta de inmediato vi a Olivia, pero mis ojos se enfocaron solo en una cosa, mi aliento pareció detenerse al captar su rostro. Una oleada de ternura feroz me inundó, tan intensa que me hizo jadear.
Apenas alcancé a escuchar lo que me decía Martina, no podía o mejor dicho no quería despegar mis ojos del pequeño que reposaba en los brazos de su hermana.
No sé cuántas veces soñé con este momento, pensando en que jamás sucedería porque hasta hace poco lo creí… en ese momento comprendí las palabras de Martina “Siempre estaremos conectados” tal vez