Damián.-
Estaba preparado para ofrecer mi cabeza en bandeja de plata, debo reconocer mi error.
Pero debo reconocer que no estaba listo para la mirada llena de decepción de Olivia, sus ojos observaban con profunda tristeza los estados financieros.
— Esto lo sabíamos –comentó unos de los pocos inversores, amigo de mi abuelo con un tono cargado de preocupación–. con razón los demás se retiraron, yo debí hacer lo mismo.
— No recuerdo haberte escuchado cuando tomé la presidencia quejarte por los millones que le metí a tus bolsillos –le respondí sin apartar mis ojos de Olivia, que ni siquiera se inmutó por mis palabras.
— Pero no compensa el dinero que se robó tu… ¿representante? –la tensión de mi cuerpo se visualizó en mis manos empuñadas, ver al imbécil de Todd al lado de mi mujer me hervía la sangre, esperé que Olivia me defendiera como lo hizo aquella vez.
— El señor Winter tiene razón, no sé ¿En qué carajos pensabas si es que lo hacías en colocar a ese hombre a cargo de la empres