Damián.-
No he dejado de pensar en la discusión con Olivia. Soy un verdadero idiota ¿Cómo no lo recordé? Pero lo peor ¿Cómo pude ser capaz de ser tan cruel?
Después que salió furiosa de la oficina ayer, recordé todas nuestras discusiones.
Mi atención en el pasado estaba tan centrada en solo creerme el ombligo del mundo que había olvidado por completo todas las humillaciones por la que la hice pasar, burlándome de su aspecto, tratando de hacer que mi abuelo la despidiera, incluso llegué a sabotear su trabajo ¿Cómo no va a odiarme?
Simplemente no puedo justificarme. Fui un imbécil, no sé en qué diablos estaba pensando.
— Sí que madrugaste –mi hermano entra a la cocina ajustándose su corbata–. ¿Me vas a contar que fue lo que pasó con tu bella esposa?
Después de manejar sin rumbo, no podía volver a la casa, no tenía cara para ver a Olivia y terminé aquí en el apartamento de mi hermano.
— Nada… solo que ayer descubrí lo patético y cruel que fui en el pasado. Nunca me di cuenta del da