Tom.-
Estoy desesperado no he sabido nada de Damián, ni una llamada, ni un mensaje, ni siquiera me ha depositado mi cuota del mes, seguramente está al lado de la mustia desabrida ¡Esa maldita!
— ¡Por fin apareces! –Larry Hynes, un cubano de cincuenta que aparenta de treinta, es el presidente de la disquera Hynes Records, entra a su oficina cerrando la puerta con seguro, fumando un habano, no sé ve con cara de buenos amigos – ¿Cómo es eso que Damián suspende una gira dejándola por la mitad sin dar una sola explicación? ¡¿Quién diablos se cree ese muchachito?! ¡¿Se le subió la fama a la cabeza ya?!
— No – le sonrío intentando calmar su histeria–. Lo que sucede es que Damián, está tomando sucesión de todo el imperio Lennox, Larry.
— Yo también tengo un imperio –una nube de humo sale de su boca, me señala con el puro–. Y cumplo con todas mis obligaciones.
— Lo sé perfectamente, pero sabes que no es fácil para Damián. No tiene tu experiencia.
— ¿Es cierto que se casó? ¿el matrimonio e