Punto de vista Maximiliano
Los días fueron pasando, y con estos, la desoladora perdida de la esperanza de que Madison se comunicara conmigo, ¡Maldita sea! Que mujer tan obstinada y rebelde, ¿Por qué no lograba perdonarme? Sabiendo que soy un ser humano que pude cometer errores al igual que ella o que cualquier persona.
¡Estaba embarazada! ¿Cómo permitir que anduviera por las calles sin protección? ¡Irresponsable!
Ya había confirmado por otras fuentes que efectivamente Samantha estaba viva, que andaba rondando por los siete mares, haciendo de las suyas, buscando la forma de volver a llenar sus arcas, y por supuesto, llegar más poderosa a buscarme.
Era tan predecible, que yo ya estaba preparado para todo eso. Si ella venía, le daría la mejor de las bienvenidas, además, yo estaba protegido hasta el culo.
Esa mañana, sabiendo que Madison no me llamaría, y que mi matrimonio se había ido al carajo, me fui directo a la bodega en donde tenía al imbécil de Manuel, él tenía sí o sí que d